Hace días que llegó el invierno. Ahí fuera, los habitantes del pueblo caminan apresurados hacia sus casas. Las huellas de sus zuecos en la espesa nieve son como palabras escritas en la página en blanco de un inmenso cuaderno. Los copos caen sin cesar y pronto ocultarán el camino con una nueva capa de nieve. Entonces yo saldré cubierto con mi pelliza roja y, esta vez, serán mis pasos los que escribirán la continuación de la historia, una historia que empezó hace mucho tiempo.
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