Se puede afirmar que La sensualidad pervertida (1920) es la novela más intimista de Pío Baroja; ante todo, por estar narrada en primera persona por Luis Murguía y Arellano, el personaje que la protagoniza, quien escribe para conocerse y reflexionar sobre su trayectoria vital en unos determinados, y muy densos, ambientes morales: «recordar mi pasado aclarará mi manera de ser», leemos en las primeras páginas. El libro es una exploración de su yo al tiempo que una expresión de su estado de ánimo: el poso y resumen de una existencia; y con ese componente expresivo irrumpe el tono lírico: un lirismo de la «retórica del tono menor» «un poco gris, para que se destaquen los matices tenues» de la que había hablado tres años antes en Juventud, egolatría, ejemplificándola con la obra de Paul Verlaine. El novelista recurre al poeta para objetivar su desiderátum.
Descripción
1985,rústica ,nombre y fecha.Marcas de celo.Leves roces.
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