Hasta que tuvo la oportunidad de conocerla a fondo, Glyn Nash había sido lo que se dice un hombre honrado. aunque la pobreza no le reportaba grandes beneficios, ponía todo su empeño en servir lealmente a Erle Dester, productor cinematográfico cuyo único problema era el excedente de botellas de whisky vacías. Hellen la fascinante y amoral esposa de de Desler no halló dificultad en persuadir a Nash sobre la conveniencia de que alguien sufriera un grave accidente, lo que les permitiría cobrar el dinero de la póliza. a pesar de que el alcoholizado productor hizo lo imposible para estropear sus planes con su manía suicida, un frigorífico con capacidad suficiente para conservar un fiambre les daría algo de tiempo... mientras ideaban el modo de que un cadáver sufriera un percance mortal...
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