Ser policía negro en Harlem está mal visto, y es difícil conservar a la vez la placa y la piel si uno va de ursulino y lleva un lirio en la mano, en lugar de empuñar una pistola larga y reluciente. Y aunque la pistola de Ataúd Ed Johnson pueda cargarse a una piedra y la de Sepulturero Jones enterrarla, sólo son dos policías negros. Todo lo que pueden hacer es actuar duro para imponer su muy heterodoxo sentido de la ley en ese universo de negros marginados; es decir, de seres doblemente machacados.
Descripción
Descripción:Barcelona 1981.Tapa blanda 23,5x17,5 cm. a doble columna.
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