El alumno Florián Mayer tiene problemas: se dedica a la cerámica y al modelado en lugar de a la física y las matemáticas. Sus piezas revelan un verdadero talento artístico. Cuando llega el fracaso escolar y Florián ve el fantasma amenazante del internado, acaba por rendirse. Abandona la cerámica y se deja "remodelar", como le dice Sabine con ira. La chica le retira su amistad y esto es lo que más le hiere. Para Florián el estudio y la cerámica han resultado hasta ahora tareas incompatibles. El compaginarlas está en el arduo camino de su afirmación personal
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