Estamos en abril de 1964, pero la primavera no se decide a llegar. Florencia está cubierta por un cielo gris y húmedo, un cielo triste que no anuncia nada bueno. Tampoco anuncia nada bueno la llegada a la comisaría de un hombre muy, muy pequeño que, con aspecto alarmado, pide insistentemente ver a Bordelli. Es Casimiro, su amigo enano, que acaba de descubrir en un campo el cadáver de un hombre. Bordelli se apresura a ir al lugar del delito, pero no hay ni rastro del cuerpo. Sólo encuentra una botella de coñac francés y un perro que intenta morderle. Pocos días después, es hallado el cuerpo sin vida de una niña entre los matorrales de un parque. En el cuello hay señales de estrangulamiento y, en el vientre, un feo mordisco.
Descripción
Salamanca 2005. 22 cm. 263 p. Encuadernación en tapa blanda con solapas de editorial ilustrada. Traducción de Cristina Zelich.
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