La actitud denota la personalidad. En efecto, una actitud digna, sin vanidad ni humildad excesiva, predispone a las gentes en favor vuestro. Sin adoptar ninguna actitud altiva, vuestro porte debe daros una personalidad distinta a la del común de los mortales: debe respirar fuerza, salud, optimismo, dominio de nosotros mismos. Debe indicar a simple vista que sois personas cultivadas lo mismo física que intelectualmente.
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