El matrimonio de El Príncipe de Gales y Carolina de Brunswick estaba sembrado de escaramuza privada y escándalo público, sin embargo, tuvieron una hija -Princesa Charlotte-, heredera presunta al trono Inglés. El Regente sigue siendo elegante, aunque acercándose rápidamente hasta la mediana edad, corpulento como su esposa Carolina. Esta casi llega al punto de la locura a causa de los golpes que recibe. Charlotte crece segura de su destino, aunque un desafortunado giro del mismo significa que nunca va a ocurrir.
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