Dama acude a un balneario donde, en los días de esplendor, triunfaba con su apariencia y donde, ahora, en sus últimos tiempos, finge venir para desarrollar un bello morir digno de su pasado. Morir "haciendo teatro". Le acompaña un adolescente, con pujos de artista, que ella pretende que ilumine su final buscando la complicidad entre el Arte y el dominio social. Este ceremonial se lleva a cabo delante de cierto criado y de una de las criadas. El joven artista "comprometido", al tiempo que su función adornadora, corroe el papel de Dama y pretende acabar con ella. Pero es el criado "musso-liniano" el que pasa a la acción directa, propia de todo fascismo, para adueñarse del balneario en ruinas. Existe la posibilidad de que la explotada criada pretenda, a su vez, acabar con el nuevo amo. El final llega sin saberse si su "caja de los tesoros" esconde un cuchillo o simplemente, nuevos disfraces y nuevas máscaras teatrales, necesarios también, a los personajes humildes para que los demás crean que existen.
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